Renania del Norte-Westfalia, Alemania; 02 de febrero de 2021.-

Rainer María Woelki, arzobispo de Colonia -una de las más ricas arquidiócesis del mundo-, ha generado un debate nacional por su presunto encubrimiento de abuso sexual cometido por un prelado amigo suyo.

Durante el pasado fin de semana las alertas se activaron entorno a la Catedral de Colonia, el monumento más visitado de Alemania, esto cuando los bomberos creyeron ver humo saliendo de la estructura que terminó de construirse en 1880.

Pese a ser una falsa alarma, el pánico vino ante la ira de muchos feligreses católicos, quienes han sido respaldados cada vez por más sacerdotes, al criticar duramente a su arzobispo; además, en Alemania, los creyentes (católicos y protestantes) pagan el 9 por ciento de su salario en impuesto eclesiástico, algo que -derivado de la criticada forma en la que se ha desempeñado el cardenal-, ha resultado afectado.

El actual escándalo forma parte de una larga cadena de abusos presuntamente cometidos por sacerdotes, monjas y laicos de la Iglesia católica en el país europeo. Particularmente, Woelki habría detenido un informe que encargó en 2018, mismo que dejó en manos de una oficina de abogados de Múnich, quienes debían examinar la gestión de la arquidiócesis en materia de abusos sexuales por parte de clérigos y dar nombres, en casos de irregularidades; con ello, y en un inicio, Woelki se había presentado como “esclarecedor”, esto dentro el espíritu del Papa Francisco, cuya pauta ha sido la “tolerancia cero”.

Sin embargo, desde hace un año, se develó que el obispo detuvo el informe de Múnich poco antes de su publicación, encargando un nuevo peritaje a otro bufete de abogados, evitando presuntamente con esto denunciar por un caso de abuso sexual a un antiguo clérigo, ya fallecido y con el que mantuvo una larga amistad.

Ante esto, los clérigos de la diócesis que pidieron aclaraciones a su arzobispo denunciaron que no fueron escuchados y Woelki no reconoció ninguna falta, culpado a los medios de comunicación del mal ambiente en la diócesis. Ahora, su credibilidad ha decaído en los últimos días con dos hechos sin precedentes.

En un primer caso, el Consejo Diocesano (la base oficial del arzobispado) canceló la cooperación en el proyecto de reforma más importante de Woelki, una acción sin precedentes en la historia de la arquidiócesis, alegando que era “inaceptable que las investigaciones en curso sobre abusos sexuales encargadas sigan sin arrojar resultados”, llamándolo a que “asuma su responsabilidad y no retrase más el esclarecimiento y las decisiones legales basadas en los expedientes”.

El segundo caso, se registró el pasado viernes, cuando la arquidiócesis de Berlín presentó un estudio sobre la gestión de los abusos por parte de los clérigos, de los años 1946 a 2020. En esta, y durante los años en que Woelki fue arzobispo de la capital alemana (entre 2011 y 2014), los expertos que elaboraron el estudio de 669 páginas denunciaron que no encontraron en los archivos ninguna nota manuscrita del arzobispo Woelki, sobre las conversaciones personales con los acusados; “Un hecho incomprensible”, según el abogado Peter-Andreas Brand, toda vez que Woelki trató el caso de un sacerdote acusado de abuso sexual.

En este sentido, el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, monseñor Georg Bätzing, calificó de “desastre” la gestión de los abusos en Colonia; mientras que el cardenal de Múnich, Reinhard Marx, reprochó que la gestión de Woelki ha sido “devastadora para todos”.

Actualmente las autoridades informan que los juzgados encargados de tramitar la petición de salida formal de la Iglesia católica están abarrotados, dejando ver que muchos de los feligreses inconforme han solicitado dejar de pagar el impuesto eclesiástico.

*Con información de: DW