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SE PRESENTA CON GRAN ÉXITO CUARTETO DE NOS, EN EL AUDITORIO NACIONAL

Foto: Carlos Gutiérrez.

Metepec, Estado de México, 15 de noviembre de 2023.-

Es el Auditorio Nacional, con las butacas que se van llenando de ocupantes. La parte más cercana al escenario carece de sillas y está poblada en su totalidad por el sector duro que ya acusa desesperación por disfrutar a sus héroes musicales. Su griterío se impone en el interior del recinto, más aún cuando algún ajuste al bombo de la batería o al pedestal de un micrófono se llega a percibir.

Yo soy Carlos Gutiérrez, locutor de la emisora 1600 AM Metepec de Mexiquense Radio, y en esta ocasión les narraré mis impresiones tras asistir al concierto de la banda uruguaya, Cuarteto de Nos.

                   Foto: Carlos Gutiérrez.

En un ambiente totalmente festivo y minutos después de lo antes mencionado, volteo hacia cada sector del lugar y me voy de espaldas al ver que está a tope, con una convocatoria que congrega a los seguidores de toda la vida, a los que se han ido sumando con el paso de los años e incluso a los más noveles, que se distinguen por la edad y el entusiasmo desbordado, que se acentúa cuando aparecen los músicos y comienza la función.

Letras punzantes, mamporrazos a la batería, bajos estridentes y poderosos riffs guitarreros, además de una voz única, propiedad del showman que luce un pantalón de piel y una maraña de capilares que van muy ad hoc con el aire rocanrolero que se respira.

Son Roberto Musso y compañía, los miembros de El Cuarteto de Nos, razón de la cita y causa de los delirios de diez mil almas que comienzan a corear Flan, la primera descarga sonora. Aparecieron también Frankenstein posmo, Fiesta en lo del Dr. Hermes, Cinturón gris y Rorschach, todos temas de Lámina once, el más reciente disco.

Y también clásicos de ayer y de siempre como El hijo de Hernández, Ya no sé qué hacer conmigo, Lo malo de ser bueno y Miguel gritar, uno de los últimos temas del concierto.

                       Foto: Carlos Gutiérrez.

Entre intensidad sonora y un discurso plagado de crítica social transcurrieron las dos horas del show. La fiesta de los sentidos implicó juego de luces, humo y demás estridencias visuales, acompañando una presentación que iba in crescendo con cada nueva acometida lírica.

Para esas altura la locura se había apoderado de los parroquianos transgeneracionales, que sin darse cuenta habían hecho un viaje en el tiempo, desde aquellos años 80 en la génesis del grupo uruguayo, hasta la posmodernidad de una nueve dominical que iba comenzando a dejar de existir.

Y fue con el apoteósico encore de Buen día, Benito y Yendo a la casa de Damián, que se encargaron de poner el cerrojazo a un encuentro que situó en un mismo lugar audiencias tan disímiles, pero convergentes gracias al imán de convocatoria de un rocanrol puro y duro.