Ciudad de México, 18 de octubre de 2023.
La enfermedad de Alzheimer es un trastorno cerebral que destruye la memoria, la capacidad de pensar y, con el tiempo, la habilidad de llevar a cabo tareas por simples que sean.
Los síntomas de Alzheimer incluyen cambios en la forma de pensar, recordar, razonar y comportarse, lo que se conoce como demencia.
Aunque se piensa que esta es una enfermedad propia de los adultos mayores, esto no es así, púes es el resultado de cambios complejos en el cerebro que empiezan años antes de que aparezcan los síntomas y que originan la pérdida de neuronas y sus conexiones.
Hasta la fecha aún no se comprenden totalmente las causas de esta enfermedad, pero es probable que incluyan una combinación de:
- Cambios en el cerebro relacionados con la edad (como encogimiento, inflamación, daños en los vasos sanguíneos y una menor producción de energía dentro de las células), que pueden dañar las neuronas y afectar otras células cerebrales.
- Cambios o diferencias en los genes, que podrían ser hereditarios. Ambos tipos de Alzheimer (el tipo muy poco frecuente de inicio temprano, que ocurre entre los 30 y los 65 años, y el tipo más frecuente de inicio tardío, en personas mayores de 65 años) se pueden relacionar de alguna manera con los genes. A muchas personas con la afección genética del síndrome de Down les dará Alzheimer, a medida que van envejeciendo, y es posible que empiecen a mostrar signos de la enfermedad durante los 40.
- Factores de salud, ambientales y de estilo de vida que podrían intervenir de alguna forma, como exposición a contaminantes, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, presión arterial alta, diabetes y obesidad.
Los problemas de memoria son uno de los primeros signos de la enfermedad de Alzheimer.
Además de:
- Dificultad para encontrar o para expresar palabras, en comparación con otras personas de la misma edad.
- Problemas espaciales y de visión, como no estar consciente del espacio que los rodea.
- Deterioro en el razonamiento o criterio, lo que puede repercutir en las decisiones que toman.
- Cambios en la conducta de la persona como demorarse más para poder finalizar las tareas diarias, repetir preguntas, tener problemas para manejar dinero y pagar facturas, deambular y perderse.
- Perder o extraviar cosas en lugares inusuales.
- Mostrar cambios en el estado de ánimo o en la personalidad como tener más ansiedad o ser más agresivo.
En la etapa avanzada de Alzheimer, la persona no puede comunicarse, depende totalmente de otros para su cuidado y es posible que se quede en la cama la mayoría o todo el tiempo, a medida que el cuerpo va dejando de funcionar.
Para realizar el diagnóstico, los médicos pueden hacerle preguntas sobre la salud y realizar pruebas cognitivas sobre la conducta, así como pruebas médicas estándar para determinar si debe diagnosticar a una persona con la enfermedad de Alzheimer.
Si un médico piensa que una persona puede tener Alzheimer, puede remitirla a un especialista, como un neurólogo, para realizar otras pruebas, como una tomografía cerebral o pruebas de laboratorio del líquido cefalorraquídeo, para ayudarles a emitir un diagnóstico.
Estas pruebas miden signos de la enfermedad, como cambios en el tamaño del cerebro o niveles de ciertas proteínas.
Actualmente no existe una cura para la enfermedad de Alzheimer, aunque hay varios medicamentos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) que pueden ayudar con algunos de los síntomas y para lidiar con los problemas de comportamiento.
Existen también nuevos medicamentos para tratar la progresión de la enfermedad.
Se estima que en México aproximadamente un millón 300 mil personas padecen la enfermedad de Alzheimer, cifra que representa entre 60 y 70 por ciento de los diagnósticos de demencia y afecta con mayor frecuencia a las personas mayores de 65 años.
Con información de: alzheimers.gov/