Ciudad de México, 08 de diciembre de 2022.-
La Flor de Nochebuena, conocida como Poinsettia, Flor de Pascua, Pastora, Corona del Inca; también Pascuero, Estrella federal, Flor de Nadal, entre otros nombres, es como se le conoce en el mundo a la Euphorbia pulcherrima, nombre científico del símbolo floral de las festividades decembrinas.
El nombre original de la resplandeciente flor en náhuatl es Cuetlaxochitl, que significa “flor que se marchita” cuyas referencias más antiguas se encuentran en antiguos códices mexicanos, recopiladas por fray Bernardino de Sahagún en su obra Historia de las cosas de la Nueva España, según Laura Trejo Hernández, especialista del Instituto de Biología, de la UNAM.
En dicho documento, Sahagún señala los varios usos de la planta, como el medicinal y en las ceremonias sociales. En cuanto al primero hay referencias de que el látex de la flor incrementa la producción de leche materna, mientras que, al colocarlo en la piel, es auxiliar para sanar infecciones como erisipela (piel).
Sin embargo, esta aplicación no se ha investigado, por lo que hay que tener cautela ya que podría causar dermatitis tanto en las mucosas como en la piel”.
Hay evidencias de que en la época prehispánica la flor se usaba en los ceremoniales y se otorgaba como trofeo; además, los tlatoanis la cultivaban en sus jardines. La asociación con el rojo se debe a que este color posee una connotación de poder profundamente arraigada en la cultura mesoamericana.
Décadas después aparece la Flor de Nochebuena relacionada a la celebración católica del nacimiento de Jesús. Muy probablemente con los franciscanos, asentados en Taxco, Guerrero, retomaron el uso ceremonial que introdujeron en la celebración de la Navidad católica en su afán evangelizador. De ahí que Taxco sea considerado punto central de la Nochebuena desde el punto de vista biocultural.
Después, surge un hecho decisivo en la historia de esta planta para adquirir fama en todo el mundo: En 1825 el gobierno de Estados Unidos designó a Joel R. Poinsett como primer Enviado Extraordinario y Ministro ante México en aquellos convulsionados días de organización política que orillaron al presidente Vicente Guerrero pedir a Poinsett su salida en 1828.
En ese invierno, el diplomático y naturalista, admirador de Alejandro Von Humboldt y miembro de la Sociedad Científica Americana, convocó a colegas naturalistas a realizar una colecta de organismos vegetales y animales, siguiendo la ruta del Barón de Humboldt.
Fueron los Bartram quienes recogieron las plantas y en sus invernaderos empezaron a cultivarlas. A finales de 1829 el Jardín hace una exposición de plantas, flores y frutos y presenta la Poinsettia que no era otra que la Flor de Noche buena, en honor al diplomático naturalista. Así fue como Estados Unidos adoptó esa planta de ceremonia, la cultivó y adaptó a sus festividades.

Por sus rasgos botánicos la conocerán
La flor de Nochebuena crece de manera natural, en bosques tropicales sub caducifolios, principalmente, aunque se puede encontrar en selva húmeda o en bosques de galería como los de Guerrero y Morelos.
Para que la mayoría de las poblaciones de la flor se desarrollen de forma óptima requieren sombra, debido a que el sol las seca; de ahí que Trejo Hernández considere que “un rasgo relacionado con su origen es el nombre náhuatl: ‘Flor marchita’, ya que se seca fácilmente al estar expuesta al sol directo”.
Aún hoy, en las poblaciones cercanas a las zonas donde crece la Nochebuena de manera silvestre, la gente adorna sus altares con la flor; sigue siendo de ceremonia. A diferencia de la mayoría de las flores, la flor de Nochebuena o las buganvilias florecen a final de año, cuando la estructura floral empieza a desarrollarse para la polinización.
Antes de ese periodo las hojas son verdes, pero en floración, las hojas relacionadas con la parte reproductiva, llamadas brácteas, se tornan rojas. Son flores masculinas reducidas a estambres y una flor femenina reducida a un solo pistilo. Todo esto es un conjunto de flores fusionado con una recompensa hacia el polinizador. Aunque se le diga Flor de Nochebuena, lo que se ve son diversos conjuntos de flores fusionados llamados ciatios con una bráctea. Comúnmente se le llama flor, pero en realidad es un conjunto de conjuntos de flores llamados simflorescencia”.
El arbusto silvestre mide, en promedio, seis metros, pero puede crecer tan alto que genere material leñoso. En las poblaciones silvestres, las flores generalmente son rojas, pero cambian de tonalidad a blanco o crema, dependiendo de la diversidad de la población.
Aunque no se cuenta con estimaciones exactas de las ventas de nochebuena, se reporta para el 2018 a Europa como el primer productor de Nochebuena con 110 millones de plantas. Le sigue Estados Unidos con 50 millones de plantas. En tercer lugar, se ubica México, con 19 millones de plantas. Aunque la mayoría procede de más de 300 patentes estadounidenses y de otros países, genera un número elevado de empleos; por ejemplo, en 2017 generó tres mil puestos directos y se siembran 267 ha donde laboran 900 pequeños productores. Por otro lado, se sabe de la comercialización en pocas cantidades de las nochebuenas de sol, las mexicanas.
Después de México, el siguiente sitio lo ocupa China con 10 millones de plantas; a continuación, Japón con 5 millones y Australia con menos de un millón de plantas.
En cuanto a las estadísticas de producción y recursos generados en el país durante 2017, el primer productor resultó Morelos con 790 mil plantas, lo que redituó 5 millones de pesos. Siguió Michoacán con 975 mil plantas y 3 millones de pesos. Luego la Ciudad de México con 593 mil plantas y 3 millones de pesos. Puebla produjo 938 mil plantas y reportó ganancias por 2 millones de pesos. Asimismo, Jalisco comercializó 728 mil plantas y obtuvo 1 millón de pesos, en tanto que el Estado de México cultivó 103 mil plantas y ganó 1 millón de pesos.
Con información de: UNAM