Corea del Norte reportó 262 mil 270 nuevos casos de personas con supuestos síntomas de COVID-19 en un momento en que su cifra de contagios se acerca a los 2 millones, una semana después de que el país admitiera que tenía un brote y se apresurara a frenar el ritmo de las infecciones a pesar de la carencia de recursos sanitarios.
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Tras los contagios, la nación también intenta evitar que su frágil economía se deteriore, pero el brote podría ser peor de lo que se ha reportado de manera oficial debido a los escasos recursos para efectuar pruebas diagnósticas del virus, y a la posibilidad de que el gobierno norcoreano pudiera estar reportando deliberadamente menos muertes a las reales con tal de suavizar el impacto político sobre el líder Kim Jong Un.
La Agencia Central de Noticias de Corea reportó que más de 1.98 millones de personas han enfermado con síntomas febriles desde finales de abril, que en su mayoría se cree son infecciones por la variante ómicron del coronavirus, aunque el país sólo ha confirmado un pequeño número de casos debido a la escasez de pruebas diagnósticas, por lo que al menos 740 mil 160 personas están en cuarentena.
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Tras sostener una afirmación discutible de que había mantenido el virus fuera del país durante dos años y medio, Corea del Norte reconoció sus primeros contagios de COVID-19 el jueves de la semana pasada, diciendo que las pruebas realizadas a un número indeterminado de personas en la capital Pyongyang mostraban que estaban infectadas con la variante ómicron del coronavirus.
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Kim ha dicho que el brote es un “gran trastorno” y ha impuesto lo que el país dijo son medidas preventivas máximas que restringen estrictamente el movimiento de personas y suministros entre ciudades y regiones.