Toluca, Estado de México, 22 de julio de 2021.-
Hasta ahora sabemos que la resiliencia, o entereza, es la capacidad para adaptarse a las situaciones adversas, con la finalidad de obtener resultados positivos; esta suele ser una cualidad importante para hacer frente a los retos y obstáculos que se pueden presentar en nuestro día a día.
Esta capacidad de tener éxito, a pesar de una situación de estrés o un ambiente de adversidad e incluso frente al riesgo de obtener resultados negativos, suele definirse como un proceso de competitividad, donde la persona debe adaptarse positivamente a las situaciones adversas.

Sin embargo, también es importante identificar aquellas cosas a las que no debemos adaptarnos, especialmente si estas impiden la posibilidad de evolución y transformación de cada persona. Como seres humanos es importante buscar entornos de satisfacción, estabilidad y la felicidad, así como alejarse de lo que nos hace daño o carece de beneficios, tomando en cuenta que la adaptación no siempre no va de la mano de la felicidad.
Por ello es importante reconocer que la resiliencia no se trata de una competencia personal innata, con la que las personas pueden soportar, afrontar y superar situaciones adversas, tanto en el entorno social como en el laboral, esta se tiene que trabajar día a día y disponer de las herramientas para hacerlo, de lo contrario, una adaptación puede no llegar a producirse nunca.

Actualmente, especialmente frente a la pandemia por la enfermedad Covid-19 (provocada por el coronavirus SARS-CoV-2), muchas empresas han identificado la importancia de promover programas enfocados en el Corporate Wellness (bienestar en el lugar de trabajo), en su mayoría se basan en cuatro principios que pueden integrarse en nuestra vida diaria. Incluso, aquellas empresas que llevan a cabo este tipo de programas reducen en un 78 por ciento las bajas por ansiedad, depresión o estrés.
Herramientas de gestión del estrés. El dotar a los equipos de trabajo y a las personas con estas ayudan a reconocer las situaciones de tensión y cómo tratarlas, bajo el principio de que identificar los problemas o saber autodiagnosticarse corresponde a la mitad del trabajo necesario para hacer frente a la adversidad.

Clasificar y organizar el trabajo. Resulta imprescindible determinar con los equipos un orden de prioridades y objetivos dentro de las labores. Esto ayuda a promover la sensación de control en cada situación, optimizar al máximo la jornada laboral, y promover la estabilización del bienestar emocional, al tener claras las metas, límites y responsabilidades.
Alimentación consciente. Todo lo que ingerimos tiene un impacto positivo o negativo en nuestro organismo, por ello, identificar aquellos alimentos que nos brindan energía durante todo el día beneficia los niveles de concentración. Cabe señalar que esto implica el alejarse de los servicios de comidas rápidas, optando por productos más naturales y horarios establecidos dentro de las jornadas laborales.

Educación postural y correcto descanso. La promoción de hábitos saludables incluye la aplicación de posturas ergonómicas en el trabajo; contar con espacios propios y diseñados con respeto a las características fisiológicas, anatómicas, psicológicas y capacidades de los humanos suelen ser claves esenciales. Además, el mantenerse en un mismo sitio o evitar las pausas resulta contraproducente para nuestros niveles de rendimiento.
De ser posible, cada hora se deben dedicar cinco minutos a caminar, realizar estiramientos sencillos o alguna pequeña rutina de ejercicios. Esto ayuda a la oxigenación del cerebro, evitando rigidez muscular, sensación de cansancio y enfermedades relacionadas con el senderismo.

*Con información de: Elperiodico.com | Buenamente.co | Serintegral.org