¿CANIBALISMO? ÉSTE ES EL ORIGEN DEL POZOLE

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Lejos de las preferencias de nuestros antepasados, la forma de preparar el pozole es muy diversa en cada región del país.

Ciudad de México, 15 de septiembre de 2020. – El pozole no sólo es un platillo tradicional en esta temporada, sino también tiene un origen prehispánico que lo conecta con lo ceremonial, al igual que con una faceta de los aztecas poco conocida.

Sin duda es considerado uno de los platillos típicos más sanos por su alto contenido de proteína –por la carne de pollo o cerdo y el maíz-, gracias a que contiene cebolla, lechuga, orégano, rábanos, jitomate y chile, también aporta carbohidratos, hierro, potasio, magnesio y fibra.

Sin embargo, este platillo preferido para la cena de la noche mexicana encierra una historia que refiere la forma mexica y guerrera de prepararlo, ya que incluía carne humana como parte esencial de su receta.

En la época de los aztecas el platillo sólo podía consumirse por el emperador y los sacerdotes de más alto rango en ocasiones especiales y festejos religiosos, ya que se preparaba con carne humana de los guerreros que eran sacrificados durante los rituales de adoración al sol.

Ritual de preparación

Un guerrero capturaba a un enemigo de su mismo rango en el campo de batalla. Al cautivo se le trataba con todos los honores, pues era una forma de impregnarlo con el tonalli (calor del sol, día, destino) de su captor que cumplía de esta forma con el deber a sus dioses, a su gobernante y a su gremio, de acuerdo con información del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM.

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El cautivo moría en la piedra de sacrificios de la casa de los dioses y con el derramamiento de su sangre y su muerte, el Sol y sus múltiples manifestaciones divinas quedaban alimentados.

Una de las formas más comunes de consumir la carne humana era en el Pozolli, palabra en náhuatl que significa espumoso o hervido (espuma se dice apotzontli, potzonalli).

Ante el horror que les causaba el canibalismo de los aztecas, luego de la conquista los españoles decidieron sustituir la carne humana en el platillo por la de cerdo, debido a que su sabor era similar; sin embargo, el consumo se mantuvo sólo entre los indígenas y no se extendió a los conquistadores.

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No obstante, el manjar no sólo se mantuvo entre los emperadores y sacerdotes, sino que se generalizó entre el resto de la población.

Hoy en día, lejos de las preferencias de nuestros antepasados, la forma de preparar el pozole es muy diversa en cada región del país, y aunque existen muchas variedades, estas se desprenden de los tres principales tipos: rojo, blanco y verde, que se combinan con carne de puerco, pollo, pescado.

Con información de: El Financiero / Infobae